martes, 17 de julio de 2018

EL CAMINO DE LA AUTOESTIMA


El punto de partida para que un niño disfrute de la vida, inicie y mantenga relaciones positivas con los demás, sea autónomo y capaz de aprender, se encuentra en la valía personal de sí mismo o autoestima.

La autoestima está formada por percepciones, pero también de emociones y tiene como base un conjunto de características que definen a un sujeto, y el significado y la valoración que éste consciente o inconscientemente le otorga.

Entre los 3 a 5 años el niño recibe opiniones, apreciaciones y críticas, a veces destructivas o infundadas, acerca de su persona o de sus actuaciones.

Su primer bosquejo de quién es él proviene, desde afuera, de la realidad intersubjetiva.

Todo lo que oye acerca de sí mismo y del mundo constituye su realidad única. La conformación de la autoestima se inicia con estos primeros esbozos que el niño recibe,como un espejo, principalmente, de las figuras de apego, las más significativas a su temprana edad. Incluido profesores, cuidadores y amigos.

En este camino de la formación de la valía personal o autoestima hay un aspecto fundamental que dice relación con los pensamientos y las emociones, que experimenta de la imagen que le muestran de si mismo, puede ser agradable o desagradable, segura o insegura y hasta dolorosa. Todos los carteles que le colocan los asume como verdaderos y no los puede cuestionar.

Sólo en la adolescencia, a partir de los 11 años aproximadamente, con la instauración del pensamiento formal, el joven podrá poner distancia de lo que opinan los otros y evaluar lo que piensa de sí mismo, buscará su identidad, construirá un nuevo relato, se preguntará quien es, intentará diferenciarse de los otros.

Para cada fase evolutiva surgen en el niño y el jóven distintos tipos de demandas, la necesidad de exploración, el deseo de pertenecer a un grupo de referencia, contar con el respeto de los demás, ser aceptado y querido, controlar su entorno inmediato, ser de utilidad y trascender, entre otros. En la medida que dichas necesidades obtengan su oportuna y correspondiente satisfacción, estimularán en el niño o en el adolescente la sensación de logro y de confianza en sus propias capacidades.

Al llegar a la adultez, la construcción de la autoestima sigue siendo un proceso dinámico que no termina y que debemos re-hacer.

Cada etapa nos lleva a re-diseñar que somos,que nos importa, como evaluamos nuestra trayectoria y sus resultados, como nos vemos, que queremos en la vida y como nos queremos sentir.

Estar alerta cuando el impacto del entorno nos desestabiliza, ¡cuidado! talvez estamos siendo muy permeables y debemos volver a mirarnos desde nuestras fortalezas y habilidades para construirnos nuevamente.

Alida Talloni
Personal Life Coach
Noviembre 20, 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario